Cuando empezamos en este mundo, recuerdo muy bien lo que me conflictuaba organizar una cotización para una boda. Tal vez era ahí donde aún no entendía muy bien hacia dónde quería ir. Me abrumaba solo sentarme a crear una propuesta para un día tan importante como lo es un matrimonio.
Hasta que descubrí la belleza de lo íntimo, de una boda petite.
A pesar de lo que muchos me decían al empezar en esta industria sobre hacia dónde debería irme, elegí no hacerlo. Elegí otro camino: uno en el que pudiera realmente conectar con cada proyecto.
Este matrimonio fue uno de ellos.
Después de unos buenos años de pausar esta línea, la retomé de la mejor manera: una boda donde la novia, Manuela, confió tanto en mí, que me permitió crear.
Después de varias llamadas, reuniones y conversaciones, entendí que este tipo de bodas —íntimas, sinceras, delicadas— es con lo que realmente conecto. Y eso se ve reflejado en los detalles de este universo que creamos para celebrar el amor de Manuela y David.
Aquí un pedacito.
Celebrado en un petit comité en el restaurante I Latina, en Bogotá.
Entre texturas, formas, aromas y movimiento, dimos vida a cada composición: desde su ramo de novia hasta los diseños florales para el altar.
