Si hay un color con el que he peleado y me he reconciliado, es el rojo.
Un color tan impactante como abrumador.
Como cada proyecto que llega a Gracia, este también tuvo su proceso: entender el universo detrás de la intención, en este caso, el de la marca Ramón Bilbao, que celebraría el disfrute que existe en cada copa de sus vinos.
Después de conocer ese universo, empezamos a trabajar desde la base: la paleta de color.
¿Qué colores combinan con el rojo?
¿Qué tonos hacen el mejor contraste?
¿Qué colores dialogan mejor con los sabores de la comida y con el espacio?
Y así se empiezan a crear —y a la vez a responder— muchas de las preguntas que abarca un diseño floral.
Después de eso viene lo más bello:
¿Qué variedades florales puedo usar dentro de esa paleta, y que a la vez se sientan alineadas con lo que la noche buscaba transmitir?
Entre anémonas, rosas y calas, y por medio del lenguaje floral, interpretamos a Ramón Bilbao.
Entre rojos, naranjados y verdes, creamos distintas composiciones florales para este evento celebrado en el Jockey Club en Bogotá.

El domingo pasado



















